jueves, septiembre 11, 2008

Comienzo del amor

Durante todo aquel regreso, la imagen de Albertine envuelta en la luz que emanaba de las otras muchachas no fue la única que existiera para mí. Pero así como la luna, simple nubecilla blanca, de una forma más característica y fija durante el día, cobra toda su potencia en cuanto éste se ha apagado, así también, cuando hube vuelto al hotel, la imagen de Albertine fue la única que se elevó de mi corazón y empezó a brillar.

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido, "A la sombra de las muchachas en flor", 1919

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