jueves, septiembre 15, 2016

Responsabilidades impuestas

En su cuarto, aspirábamos a mucho más que en el garaje, aun cuando las circunstancias no nos fueran más favorables. Llegábamos, debo decir con justicia, tan lejos como se podía, y era fácil la adecuación de nuestros cuerpos. Sólo un problema llegó a presentársenos (nunca fuimos descubiertos), y fue que, educado yo en ciertos saberes progresistas según los cuales el orgasmo de la mujer es responsabilidad del hombre, y queriendo demostrar mi hombría a toda costa, se me dificultaba la expresión de mi goce, mi último temblor.

Daniel Link, Al Toque, La mafia rusa, 2008

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