Desde siempre las sociedades se han manejado con algún sistema de premios y castigos. Esto supone que si hacés las cosas bien, tenés un premio, si hacés las cosas mal, tendrás un castigo.
Algunos ejemplos cotidianos:
- En casa: “te portaste bien, podés ir a jugar”
- En el colegio: “no estudiaste, tenes un uno”
- En la calle: “cruzaste un semáforo en rojo, tenés una multa”
- En el trabajo, “por tu buen desempeño te ganaste un aumento”.
Ausencia de premios y castigos
Cuando en una sociedad (país, hogar, trabajo, etc) dejan de existir los premios y castigos se produce una pérdida de códigos, reglas, límites, valores para terminar en un caos donde las normas dejan de tener sentido pues no se respetan.Así, los conductores pasan semáforos en rojo; muchos no pagan sus impuestos; y los que quieren hacer las cosas en forma correcta son tratados como estúpidos.
La gente hace lo que puede
Los antropólogos sostienen que "la gente hace lo que puede" entendiendo "lo que puede" en el sentido de "lo que le permiten hacer".Cuando existen personas a las cuales no se las puede (o no se las quiere) castigar estas comienzan a sentir que pueden hacer cualquier cosa. Y seguramente harán "cualquier cosa".
Y, como si se tratara del principio de equilibrio de la alquimia, los castigos que aquellos no pueden recibir recaerán en otros que tal vez nada hayan hecho para merecerlos.
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