
El domingo 12 de noviembre toqué fondo. El trabajo, las obligaciones, algunos problemas personales, no sé. El diagnóstico del médico luego de auscultar mis pulmones, constatar mi dolor en el costado y analizar la reacción alérgica en mis brazos fue concluyente: “tenés la cabeza podrida”.
Es curioso pero entender la situación me hizo tener la certeza de que, en adelante, sólo era posible ir mejorando. Entonces volví a casa, puse un puñado de granos en el molinillo a manivela, agua caliente y me senté a tomar un café a la sombra de la glicina esperando el primer rayo de sol luego de la tormenta.
Damián: Espero que lo tajante y drástico del título de tu post sea sólo eso :)
ResponderBorrarDesde acá me alegra encontrarte en este espacio virtual y te deseo una llegada a buen puerto, al que más desees.
Sabés que virtualmente o no, no tenés más que pegar un chiflido ;)
Un abrazo
mmm, ojo con esta vos...
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