lunes, marzo 02, 2009

Caridad la Lebrijana

Quizá la Lebrijana estaba despierta, aguardándolo. La imaginó moviéndose por la habitación, con el cordón de la camisa de dormir flojo sobre los hombros morenos y desnudos, y añoró el olor tibio de aquel cuerpo que, pese a las muchas guerras que también había librado en otro tiempo, guerras mercenarias de a tanto la noche, besos y manos extrañas, seguía siendo hermoso, denso y cálido, confortable como el sueño, o como el olvido.

Arturo Pérez-Reverte, El Capitán Alatriste, Limpieza de Sangre, 1997.

2 comentarios:

  1. ¨confortable como el olvido", genial.

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  2. Anónimo5:23 p.m.

    No he leído el libro...pero definitivamente ahora lo haré

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