El impacto de la Gripe A en Argentina produjo cambios de comportamiento. Las tohallitas para limpiarse las manos y el gel con alcohol se han agotado en las farmacias.
No nos damos más la mano para saludarnos, menos que menos un beso en la mejilla; nos tapamos la boca con barbijos o bufandas; lavamos nuestras manos unas 10 o 15 veces por día; el mate ahora no se comparte.
De un día para el otro nos convertimos, sin darnos cuenta, en Mr. Monk.
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