martes, julio 27, 2010

Primera vez


Se había vuelto espontánea y locuaz, como si la inocencia de Ulises le hubiera cambiado no sólo el humor, sino también la índole. La abuela, a tan escasa distancia de la fatalidad, siguió hablando dormida.
(...)
Deliró varias horas, a grandes voces, y con una pasión obstinada. Pero Ulises no la oyó, porque Eréndira lo había querido tanto, y con tanta verdad, que lo volvió a querer por la mitad de su precio mientras la abuela deliraba, y lo siguió queriendo sin dinero hasta el amanecer.

Gabriel García Marquez, "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada", 1972

Hondo pesar


Cuando la abuela se convenció de que quedaban muy pocas cosas intactas entre los escombros, miró a la nieta con una lástima sincera.
-Mi pobre niña -suspiró-. No te alcanzará la vida para pagarme este percance.

Gabriel García Marquez, "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada", 1972

lunes, julio 26, 2010

Apogeo y caída del vendedor de milagros

En sus tiempos de gloria había sido embalsamador de virreyes, y dicen que les componía una cara de tanta autoridad que durante muchos años seguían gobernando mejor que cuando estaban vivos, y que nadie se atrevía a enterrarlos mientras él no volviera a ponerles su semblante de muertos, pero el prestigio se le descalabró con la invención de un ajedrez de nunca acabar que volvió loco a un capellán y provocó dos suicidios ilustres, y así fue decayendo de intérprete de sueños en hipnotizador de cumpleaños, de sacador de muelas por sugestión en curandero de feria, de modo que por la época en que nos conocimos ya lo miraban de medio lado hasta los filibusteros.

Gabriel García Márquez, "Blancamán el bueno, vendedor de milagros", 1968

jueves, julio 22, 2010

Sueños de princesa

Princesa says: (11:05:23 AM)
sonie que yo es taba co catara y con anc y con soca y tof y es taba con el se ni or de acha y que meper segia y con el acha me y so unalinia y me di o la lus y bo le y ya me mis alls y mis alas eran rr a pi das y lo ben si

Princesa says: (11:13:23 AM)
ysoniecompocca que garu corio de pucca y bine yo y a ga ra a pucca y a garu y los asi a be sar y se can so pucca y di jo que basta de besos

Princesa says: (11:18:00 AM)
y estaba enel yo pin y conlaplata que te nia me com pre muniequitos y me di eronbuelto

martes, julio 20, 2010

Milagros

Además los escasos milagros que se le atribuían al ángel revelaban un cierto desorden mental, como el del ciego que no recobró la visión pero le salieron tres dientes nuevos, y el del paralítico que no pudo andar pero estuvo a punto de ganarse la lotería, y el del leproso a quien le nacieron girasoles en las heridas.

Gabriel García Márquez, "Un señor muy viejo con unas alas enormes", 1968

miércoles, julio 14, 2010

Las palabras y las cosas

Escrito por L.

Muchas veces, mientras estudiaba la carrera y luego mientras ejercía, me encontraba con una pregunta demoledora: ¿para qué sirve eso?. Entiendase: para qué sirve leer, para qué sirve la literatura y en última instancia, para qué sirven las palabras.

Siempre es complicado lidiar con la existencia concreta de las cosas abstractas. Un árbol o un caballo -para volver a Saussure- son concretos, pero no la palabra que los designa. Ni hablar de vocablos como libertad, justicia, amor o igualdad. Pero hoy encontré una explicación práctica a esa pregunta que se me escapaba en ejemplos y citas como arena entre los dedos y la hallé en el lugar menos pensado. Hasta me da cierto pudor confesar que estaba viendo lo que quedaba del programa de Mirtha Legrand cuando le preguntó a Elisa Carrió por qué razón se había abstenido de votar la ley de matrimonio gay.

Carrío comenzó a deshacerse en elogios hacia la comunidad y sacó a relucir sus premios contra la discriminación y afirmó (cosa que siempre hace ruido) cuánto amaba ella a los gay.
Y luego una explicación que a mí se me presentó como una revelación porque siempre intuí, mucho antes de estudiar e incluso de poder leer de corrido, que las palabras hacían a las cosas, constituían la realidad que nos rodea, que nos envuelve y nos determina y que en resumidas cuentas conforman como pilares invisibles la vida que llevamos.

Elisa dijo que ella hubiera votado a favor de la ley si en lugar de proponerse como como MATRIMONIO gay se hubiera podido votar como "unión familiar" porque ella -que no discrimina ¿se acuerdan?- consideraba injusto que se le ARREBATARA LA PALABRA A LA IGLESIA.

En cuanto escuché la frase sentí que me quemaba la cara y me pregunté cómo y cuándo fue que la iglesia me había arrebatado la palabra a mí en primer lugar, cómo había sido tan bruta para ser saqueada así sin darme cuenta y con cuánta fuerza hubiera tenido que gritar para que (esa y quién sabe cuántas otras) me fueran devueltas. Recordé que la libreta que me entregó el registro civil ostenta "matrimonio" en la tapa.

Y así entendí cabalmente cómo y en qué medida las palabras y sus dueños determinan nuestra vida. Entendí que había sido muy poco creativa y que había estado muy errada al querer explicar durante todo este tiempo los procesos lingüísticos como sutiles sistemas abstractos.

Los procesos lingüísticos y las palabras están arrojados al mundo de una forma burda y cruel, no hay nada de sutil ni abstracto en escupirle a un huérfano a la cara que va a seguir mendigando en su desamparo porque cientos de parejas que desean adoptarlos no han podido aún ARREBATARLE una palabra a la iglesia católica.



(El título del gran maestro lo uso con humildad y sin pretender citarlo en mi post porque surgió así).