Pero fue Françoise la primera en darme el ejemplo (…) de que la verdad no necesita ser dicha para ser manifestada, y que sin duda se la puede obtener con más certeza, por mil signos exteriores, incluso en ciertos fenómenos invisibles, análogos en el mundo de los caracteres a lo que son, en la naturaleza física, los cambios atmosféricos.
Marcel Proust, En busca del tiempo perdido, Del lado de Guermantes, 1920
No hay comentarios.:
Publicar un comentario