sábado, septiembre 13, 2008

Daniel Link en la casa de la cultura

Fantaseaba con ver a Manuel ya que imaginaba a Link como un escritor-intelectual-académico y su pedestal. Sin embargo encontré a un tipo muy accesible. Conocí al escritor, percibí al intelectual y escuché atentamente al académico.

Sentado en las primeras filas comprendí por qué cuando leía sus libros me rebotaba Proust en la cabeza y, por el mismo precio, terminé de entender el concepto de “placer estético”. Me sentí como la primera vez que capté el doble sentido de los chistes del tío Oscar en la sobremesa de los domingos. En el fondo del salón veía a S. junto a otras personas cuyos nombres o iniciales seguramente conozco pero no podría individualizar.

Lu, sentada a mi lado, se pasó la primera mitad de la “entrevista” temblando nerviosa porque, para ella (con título universitario sobre el tema), él era el mismísimo demonio (o Dios, da igual). Pero luego de un rato me tomó de la mano y se reclinó un poco en la butaca. Había llegado a la conclusión de que todo el esfuerzo logístico, el viaje desde Adrogué, la coordinación vía celular y el apretuje subterráneo habían valido la pena.

1 comentario:

  1. Me da miedito ese señor, más que temblores un ataque de epilepsia cuando me miró serio;)

    ResponderBorrar