jueves, enero 12, 2012

La perfecta fealdad

"La gardenia en el pelo de Kinué cobró un lustroso resplandor blanco. Bajo aquella flor su fealdad era verdaderamente espléndida.
Era una fealdad que no pasaría desapercibida a nadie. No guardaba ninguna relación con esa fealdad mediocre que en el momento y en el lugar adecuados se troca en una especie de belleza, ni con la fealdad que revela la belleza de un espíritu. Era fealdad y no cabía describirla como nada más. Era un don del cielo, una perfecta fealdad, negada a la mayoría de las muchachas."

Yukio Mishima, La corrupción de un ángel, 1970

¿Hacía falta tanto, Yukio?

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