domingo, junio 24, 2018

La danza improvisada


-¿Por qué querés tomar clases de danza? -me preguntó.
-Porque me gustaría mover los brazos como los mueve usted -le dije. No sabía si la podía tutear.
-¿Y cuándo me viste mover los brazos?
-Hace mucho, en el Supercoop.
-A ver, mostrame cómo los muevo, por favor.
Y me puse a imitar lo que recordaba, la recolección de las galletitas en la góndola y su depósito delicado en el changuito y ella se me unió y juntas bailamos a capela una improvisada danza de la cosecha.

Las bailarinas no hablan, Florencia Werchowsky, 2017

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