miércoles, abril 22, 2009

Nos creemos destinados a grandes cosas, pero...

Iba a cumplir treinta y cuatro años en mayo. Era tiempo ya de abandonar el sueño que de antiguo había alimentado. Tiempo de darse cuenta de que ninguna gloria especial y a su medida le esperaba. Tiempo de abrir los ojos.

Yukio Mishima, El marino que perdió la gracia del mar, 1963.

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