lunes, noviembre 05, 2007

Las causas de la guerra

Me preguntó que cuáles eran las causas o motivos más frecuentes que hacen a los países entrar en guerra entre sí. Le contesté que eran innumerables, pero que le mencionaría unos pocos de entre los principales. Unas veces la ambición de los príncipes, que piensan que nunca tienen tierra o gente suficientes sobre quienes mandar; otras veces, la corrupción de los ministros, que comprometen a sus señores en una guerra con intención de sofocar o disimular el clamor de sus súbditos contra su mala administración. La disparidad de opiniones había costado muchos miles de vidas; por ejemplo, si la carne era pan o el pan carne; si el jugo de una determinada baya es sangre o vino; si silbar es un vicio o una virtud; si es mejor besar un poste o echarlo al fuego; si el mejor color para una chaqueta es el negro, blanco rojo o gris, y si debía ser larga o corta, ancha o estrecha, sucia o limpia, junto con muchos otros. Y que no había guerras tan furiosas ni sangrientas, o de tan larga duración, como las originadas por diferencias de opinión, y sobre todo tratándose de cosas insignificantes.

Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver, 1726

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