Hay firmas desganadas como las del cuaderno de comunicaciones. Hay firmas descuidadas como las del ticket de la tarjeta. Hay firmas orgullosas como las del recibo de sueldo. Y hay algunas firmas que son únicas, que representan la culminación de un ciclo, que incluyen en su trazo el esfuerzo de muchos años. Y es tu firma, toda tuya.
Me hiciste llorar, no lo hubiera hecho sin vos. Hoy mientras entrábamos me acordaba que ahí mismo me acompañaste a inscribir. Estás en todo conmigo, las cosas valen la pena por ustedes.
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