Festejé la hazaña mientras intentaba explicar el fundamento físico de la cuestión, pero lo único que logré fue dejar una impresión de dudosa integridad mental.
-Disculpá, ¿querés un café?
-No, gracias.
Llegué al trabajo y les comenté a los chicos lo que había logrado hacer. Agarré una servilleta, el celular y a doblar...
He aquí la prueba
Qué amarga esa Ana Lucia. Igual, por lo poco que he visto de los intelectuales...
ResponderBorrarVos me entendés, me quedo con vos siempre.