Cuando un filósofo enemigo del vicio anda derecho por el camino de la vida, en contraste de sus costumbres con las del siglo le atrae en seguida el odio universal, porque nadie ha de alabar en otro las virtudes que a él le faltan. Además, los que únicamente se ocupan en amontonar riquezas quieren convencer a todo el mundo de que el oro es el bien soberano.
Petronio, El Satiricón, siglo I dc
Ay Patronio, decímelo a mí en estos días aciagos...
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