-No debo perdonar nada nocivo, aunque a mí no me perjudique. ¡Yo no estoy solo en la tierra! Hoy dejo que me ultrajen, y me limito a reírme, porque no me duele; pero mañana, el ofensor, que ha probado en mí su fuerza, intentará despellejar a otro.
Máximo Gorki, La Madre, 1906
Pobre Gorki, qué mal la habrá pasado en este mundo.
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