El domingo pasado hubo elecciones. Sólo en la provincia de Buenos Aires votaron más de siete millones de personas. Varios miles de personas recibieron cartas-amenaza para ser autoridad de mesa bajo amenaza de prisión.
Ahora, sólo un par de días después, se declaró la emergencia sanitaria, se suspendieron las clases, y hasta se suspendió el escrutinio definitivo de los votos de la elección del domingo.
La situación no pudo agravarse entre el domingo y el lunes. Significa que un grupo de “personas” se sentaron a evaluar, antes de las elecciones, cuanta gente se podría contagiar y cuantos podrían morir por ir a votar y determinaron que el número era “aceptable” por lo que no suspendieron los comicios.
El mayor problema de Argentina no es la Gripe A ni el Dengue, es estar en manos de gente sin escrúpulos.
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