Yo, Isabela*, desde el punto que te quise fue con otro amor de aquel que tiene su fin y paradero en el cumplimiento del sensual apetito: que puesto que tu corporal hermosura me cautivó los sentidos, tus infinitas virtudes me aprisionaron el alma, de manera que si hermosa te quise, fea te adoro.
* Isabela, de hermosura sin igual, perdió su encanto por efecto de un potente veneno
Miguel de Cervantes, Novela de la Española inglesa, 1613
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